martes, 12 de junio de 2012

Asesinos en Serie: La Vampira de Barcelona


El Desván rescata archivos olvidados de asesinos populares. La primera que presentaremos se tratra de la Vampira de Barcelona.

De nombre real Enriqueta Martí (1868 - 1913), fue una conocida asesina en serie, que dedicó una franja de su vida a secuestrar niños.

En su juventud, Enriqueta se dedicó al oficio de niñera en Barcelona. En ese momento empezó a ejercer la prostitución en varios lugares de la ciudad dedicados a dicha actividad.
A pesar de casarse con un artista tiempo después, fracasó en su matrimonio debido a que mantenía su doble vida frecuentando burdeles.

Al parecer, nuestra protagonista, era una división de dos personalidades que actuaban según el momento del día. A la luz, Enriqueta mendigaba y pedía en casas de caridad y lugares de fe, llevando consigo niños que hacía pasar por sus hijos. Estos niños eran prostituidos y asesinados posteriormente. Sin embargo, esta necesidad de mendigar era prescindible, ya que durante su actividad de prostituta obtenía grandes cifras de dinero que le mantenían sin problemas. De noche, vestía elegante y frecuentaba lugares de clase acomodada, donde llevaba a cabo sus "negocios".

Fue acusada de regentar un burdel que ofrecía servicios sexuales con niños entre 3 y 14 años, pero las altas personalidades de Barcelona acudieron en su protección.

Como bien hemos mencionado, la Vampira arrebataba la vida a los pequeños que obligó a prostituir. Usó la materia de sus cuerpos para fabricar compuestos médicos, vistiéndole con una personalidad nueva de "curandera". Aprovechaba la grasa, la sangre, los cabellos y los huesos que convertía en polvo, haciendo que resultara muy fácil deshacerse de los cadáveres. Sus ungüentos y pomadas curaban enfermedades como la tuberculosis, y eran demandados por la alta clase.

Tras la sospecha de la desaparición de las criaturas fue detenida, y, en su piso número 29 del barrio del Raval, (junto con otros pisos) se encontraron huesos que pertenecían a un total de doce niños. Además, al no quedar muchos más restos que esos, se dificultó el trabajo de la diferenciación de las víctimas a los forenses.

Es por esto por lo que se conoce a Enriqueta como una de las asesinas más mortíferas en España; de hecho, si se tuvieran en consciencia todas sus víctimas, se dispararían las cifras.

Pues bien, pasemos a narrar su detención:

El día 10 de febrero de 1912, fue Teresita Guitart Congost su última víctima. Le convenció de que le daría caramelos si iba con ella, pero al ver Teresita que se alejaba mucho de su madre quiso marchar. En ese momento, Enriqueta le envolvió fuertemente con un trapo negro y la llevó a su casa, donde le cortó todo el cabello y la llamó Felicidad. Enriqueta le decía que no tenía padres y ella era su madrastra, y le prohibía salir a balcones y ventanas.
Fue una vecina, Claudia Elías, quien vio asomada a Teresita a la ventana del nº 29 de la calle de Ponent. Ella nunca vio a la niña anteriormente, y descubrió que jugaba con otra pequeña. Tras preguntarle a la Vampira, ésta le cerró la puerta sin decir palabra. Claudia sospechó de Enriqueta y le comunicó el suceso a un colchonero, el cual se pondría en contacto con un agente.
El día en que los policías entraron en la casa de la asesina, encontraron a Teresita con otra niña, Angelita. Teresita volvió con sus padres y confesó su mala aventura. En ella, junto con Angelita, encontraron un saco con ropa de niña llena de sangre, a la vez un cuchillo de deshuesar manchado también.
Angelita declaró que al llegar a la casa ya había otro niño de 5 años, Pepito, al cual vio morir en la mesa de la cocina asesinado por Enriqueta. La Vampira no se percató de lo que presenció la pequeña. Angelita fue "adoptada" por Enriqueta nada más nacer, cuando ésta le mintió a su cuñada diciendo que el bebé había muerto.

La asesina fue detenida e ingresada en la prisión "Reina Amalia" esperando su juicio. Llevó a cabo un intento de suicidio al tratar de cortarse las venas con un cuchillo de madera. Dicho acto provocó polémica entre la población, quienes le deseaban un destino en el garrote vil. Las autoridades comunicaron a la prensa que Enriqueta no se quedaría sola, por lo que fue encerrada con tres prisioneras más. La Vampira nunca fue juzgada por sus crímenes, y tras esperar un largo año y tres meses, falleció a manos de una paliza brutal por parte de sus compañeras de celda.

Es así, como en la madrugada del 12 de mayo de 1913, murió una de las criminales más sangrientas y frívolas de la Península Ibérica.

Sin duda, testimonios aterradores como éste seguirán apareciendo en el Desván a medida que encontremos viejos archivos...




Fuente: Wikipedia

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